La permanencia del uso del dinero en efectivo: una cuestión de libertad y de privacidad frente a una amenaza incesante
La situación generada por el virus del covid-19 ha sido la excusa perfecta. Una vez más, los interesados en combatir el uso del dinero en efectivo por parte de la población, y en fomentar el uso de las tarjetas de crédito o débito han retomado sus ataques, si acaso con mayor contundencia contra lo que es para muchos uno de los principales símbolos de la autonomía privada y de la libertad de los ciudadanos: el derecho al uso del dinero en efectivo.
Afortunadamente se han apresurado ya los bancos centrales, como entre otros, el Banco de Canadá (1), el Banco de Inglaterra, el Bundesbank y el Banco de España (2) («El Banco de España llama a usar el dinero en efectivo con total normalidad») a dejar claro que el efectivo no es un medio de transmisión del virus. Respiremos tranquilos.
Partiendo de esta premisa cual es el intento de las empresas emisoras de tarjetas bancarias por aumentar exponencialmente su uso, a partir de la situación de la pandemia en que nos encontramos, me gustaría hacer una breve reflexión acerca de lo que implica que dicho uso de tarjetas se imponga a costa del uso del efectivo.
Este artículo toma como punto de partida, la breve entrevista realizada al ensayista sudafricano Brett Scott, por Morales en el suplemento RETINA de El País, publicada el 20-03-2020, porque resume de manera muy clara, por qué la desaparición del dinero efectivo es algo perjudicial para la sociedad (3), y por otro lado, quienes están al frente de este ataque al efectivo.
El efectivo es un instrumento para ejercer la libertad y nuestro derecho a la privacidad. En un mundo, donde las grandes compañías tecnológicas han penetrado en nuestra esfera privada de un modo arrollador y abrumador, algo que por casi todos ya es conocido y hasta cierto punto asumido con resignación, el efectivo se erige como un dique de contención en lo que, a mi parecer, constituye uno de los últimos espacios de privacidad que queda al individuo.
Quienes están detrás de este ataque al uso del efectivo, como indica el autor en la entrevista, son principalmente las empresas de medios de pago como Visa y Mastercard, así como las grandes, y no tan grandes compañías tecnológicas. Es una cuestión de negocio para ellas. Negocio que además trae consigo un aumento de control sobre la población. Además, hay teóricos, como uno de los exdirigentes del FMI que propugnan dicha desaparición desde un marco teórico, como el Sr Kenneth Rogoff (4). En un artículo posterior, me gustaría diseccionar sus argumentos y someterlos a un juicio crítico. Por ahora, baste con enunciar que los detractores del uso del efectivo no están sólo en las empresas, también en las cátedras.
Afortunadamente también la defensa del efectivo cuenta con un sustrato teórico importante, por más que sus defensores sean tan poco conocidos por el público en general como puedan serlo los miembros del Consejo de un Banco Central, como es el Bundesbank, o bien profesores de Universidad. A ellos se unen como dice Bret Scott pensadores, antropólogos y sociólogos, entre otros muchos.
Pues bien, el uso del efectivo nos da cierta independencia frente a las entidades bancarias, frente a las compañías de tarjetas, y frente a las empresas tecnológicas. Precisamente porque impide la trazabilidad, mantiene nuestra privacidad. Además, permite a las personas que se sitúan en los márgenes del sistema y de la sociedad, tener un mínimo de subsistencia. Si las tarjetas de crédito o débito, van ligadas a los bancos, ¿Cómo podría una persona que no «interesa» a los bancos como cliente, y por tanto no tiene acceso al sistema financiero, desarrollarse como individuo? Si alguien ha decidido que su dinero en efectivo ya no tiene valor, ¿Cómo podría ir a comprar su comida o bebida? Básicamente quien quedase privado de esos derechos, quedaría privado de derechos básicos, que forman el núcleo de lo que da contenido a la «vida civil» en sus varias dimensiones.
Curiosamente, es Dinarmarca, país donde se ha puesto freno al efectivo el lugar donde se multa a las personas que piden dinero en la calle. Primero se las expulsa del sistema financiero, al privarles de la posibilidad de pedir ayuda o mendigar, y después se les amenaza con sanciones y multas. Se cierra el círculo. Los pobres deben excluirse del sistema. Esta distopia, ocurre en un país europeo llamado Dinamarca, pero podría pasar en otros países. Por otro lado, uno de los principales países de Europa, sino el más destacado y poderoso, tiene bien arragaido entre su población la idea de que el dinero efectivo juega un papel relevante en la vida de una sociedad sana y libre. Que es sinónimo de libertad. Quiero dejar claro, en este punto que no tengo una posición maximalista contra el uso de tarjetas de crédito o de débito. Podemos usarlas, son útiles en los viajes por ejemplo, junto con el efectivo. O en diversas situaciones. Se trata de que ambos medios de pago, tarjetas y efectivo puedan convivir. El debate no versa acerca de la elección entre usar tarjeta o efectivo, sino más bien en si somos conscientes de la existencia de una amenaza real a nuestro derecho a seguir usando ambos medios de pago: si como ciudadanos estamos dispuestos a renunciar de un modo consciente y voluntario a lo que supondría la desaparición del efectivo, algo que ya ha sucedido o está en trance de suceder en algunos países europeos, lamentablemente. Y en otros no europeos como Brasil, donde especialmente la juventud usa el teléfono móvil como medio de pago. O las diversas plataformas creadas para realizar pagos o facilitar pagos a través de aplicaciones. Por diversas vías se crean las condiciones para trata de arrinconar el uso del efectivo. Y hay que reflexionar y debatir sobre ello.
Vayamos con la posición de Alemania, ejemplo paradigmático de la persistencia del uso del efectivo entre la población: El Banco Central Alemán (Bundesbank) es claramente partidario de mantener y defender el uso del efectivo entre la población. En un estudio realizado en 2018 se constató que el efectivo supuso el año pasado un 47,6 por ciento del volumen de las transacciones alemanas, por debajo del 53,2 por ciento registrado hace tres años. En palabras del miembro del consejo de Bundesbank, Carl-Ludwig Thiele, “El efectivo continúa siendo el más popular, pero los pagos con tarjeta están aumentando”.
¿Cuáles son las razones para la popularidad del efectivo en Alemania?
La animadversión cultural hacia el crédito y el endeudamiento personal o a nivel empresarial son actitudes muy presentes en la sociedad alemana. Incluso a día de hoy, todavía conservan la mayoría de sus reservas de oro en países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia.
En 2016 se intentó poner un límite de 5.000€ para las transacciones en efectivo, como ya se ha hecho en la mayoría de países de la Unión Europea, sin embargo, las protestas fueron tan fuertes que el Primer Ministro Wolfgang Schäuble se tuvo que echar a un lado y dejar las cosas como estaban.
Muchas entidades como el Deutsche Bundesbank han intentado buscar una serie de explicaciones lógicas por las que Alemania es uno de los países del mundo donde gusta más pagar con dinero en efectivo, pero al final todo se reduce a una cuestión cultural arraigada desde hace generaciones. Y, como a nivel financiero les ha ido muy bien, usan ese sistema con orgullo y no quieren cambiarlo.
El uso del efectivo fué objeto de un encuentro internacional (5) del que queremos destacar las palabras del Sr Carl-LudwigThiele, miembro del consejo de Bundesbank:
A la luz de estos problemas, es importante seguir adelante con nuestra investigación sobre el uso del efectivo. Con demasiada frecuencia, el efectivo se reduce por completo a un factor supuestamente determinante: el costo. Sin embargo, creo que es preferible dar igual consideración a los beneficios del efectivo; en otras palabras, esas características que lo hacen único. Las ventajas clave del efectivo incluyen el anonimato, la liquidación inmediata de un contrato de pago en el punto de venta y la posibilidad de efectuar el pago sin requerir ningún otro proveedor de servicios o infraestructura técnica. Este último asegura que el efectivo todavía se puede usar incluso si los pagos sin efectivo no están disponibles temporalmente. El Deutsche Bundesbank no emite ninguna recomendación a favor o en contra del uso de efectivo. El principio fundamental de nuestra política comercial es apoyar tanto la soberanía del consumidor como el principio de libertad contractual, y dejar que el público decida qué método de pago prefieren. Por lo tanto, creo que el efectivo seguirá siendo un componente importante de la canasta de pagos en el futuro previsible. Hasta ahora, ninguna de las formas de pago alternativas ha sido capaz de replicar completamente las propiedades que han hecho que el efectivo sea tan exitoso, por lo que el efectivo es y sigue siendo un tema de investigación tan fascinante.
Muchos alemanes prefieren sus billetes en euros. El efectivo es rápido y fácil de usar, argumentan. Proporciona una imagen clara del gasto personal, mantiene las transacciones más privadas y es ampliamente aceptado en el país. Aún así, Alemania tiene una de las tasas más altas de uso de efectivo en la Unión Europea. «Las razones más importantes para la relación íntima de los alemanes con el efectivo son sus necesidades de protección de datos personales, seguridad y confidencialidad de los pagos y de una usabilidad simple y universal», dice Doris Neuberger, jefa del departamento de dinero y crédito de la Universidad de Alemania de Alemania Rostock. (6) Para ella prohibir los pagos anónimos permitiría al gobierno acceder a más información de los ciudadanos de lo que permite la constitución. «Tocaría las bases de una sociedad libre y participativa para todos los miembros y viola el derecho fundamental a la autodeterminación informativa», dice ella. El efectivo goza de buena salud, sigamos usándolo con la consciencia de que al hacerlo estamos ejerciendo nuestra libertad. Larga vida al efectivo.
NOTAS:
1. «Bank of Canada asks retailers to continue accepting cash» Media Relations Ottawa, Ontario April 13, 2020
2. «El Banco de España llama a usar el dinero en efectivo con total normalidad» El Independiente 16 de marzo 2020
3. Brett Scott, por Morales en el suplemento RETINA de El País, publicada el 20-03-2020
4. «Reduzcamos el papel moneda» (» The curse of cash») Kenneth S. Rogoff, Ediciones Deusto, 2016
5. International Cash Conference 2017 War on Cash: Is there a Future for Cash? Deutsche Bundesbank Eurosystem
6. NPR EUROPE For Many Germans, Cash Is Still King June 9, 20198:00 AM ET Simon Schütz